Corazón roto / Un nuevo brillo
Recuerdo la primera vez que me rompieron el corazón, bueno la primera y única vez que eso sucedió.
Tenía 19 años y la inocencia de quien da todo e idealiza a una persona. A él lo conocía desde primaria, solía hacerme bullying cuando éramos chicos.
Compartimos poco tiempo en el mismo salón, luego repitió y se fue a otro colegio. Nunca me importó demasiado, porque claro está que me caía mal por las burlas que hizo sobre mí en su momento.
Luego, varios años más tarde, volvió. Era otra persona, nos reencontramos yo estando en el anteúltimo año de secundaria y él un curso menos.
Comenzamos a compartir recreos, era lo único que teníamos. Casi dos horas y media por semana, solo para nosotros dos y quienes se nos unieran en ese momento.
Fue como si mi vida tuviera una bocanada de aire fresco gracias a su presencia, en ese edificio la pasaba tan mal. Pero todo tomaba otro color en esos minutos en que nos podíamos reír, charlar y sincerar.
Si bien yo era lo más honesta posible con él, sé de que de su parte no sucedía eso. Le era difícil compartir su mundo, cuando intentaba pintar de colores el mío. Elegía muy bien qué partes mostrar, yo lo aceptaba así. Era nuestro pacto.
Creo que solo pudimos tener una salida fuera de las paredes marrones y grises del colegio, una sola vez. Ambos, por suerte, ya habíamos terminado con esa etapa pero se nos empezó a hacer difícil el coincidir.
Teníamos los mensajes de Whatsapp, aunque no era lo mismo... al menos no perdíamos el contacto.
Hasta que, finalmente, un día decidió que yo me valía suficiente por mí misma y era momento de soltarme la mano. No sin antes agarrarse de lo más estúpido del mundo para marcharse: un tuit.
Palabras cortas que en ese entonces las había dirigido hacia alguien más pero él en su afán de creerse el centro del mundo, las tomó para sí. Y eso me dolió más que el se fuera.
Podría haber sido de otra forma, podría haberme dicho que ya no quería mi amistad para su vida. Pero no, huyó de forma cobarde y con aires de indignación.
De nada sirvieron mis audios llorando, diciéndole que había interpretado cualquier cosa. Perdí un poco de mi dignidad ese día y parte de mi corazón. No le importó.
Me costó años entender que hay personas que no se quedan para siempre y muy poco entender que sí, los amigos pueden romperte el corazón. Y a mí me pasó eso, no me da vergüenza decirlo.
Por una amistad que valoro, siempre doy todo y más. Aunque pueda seguir lastimada, no sé entregarme de otra forma.
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Lo anterior, fue un pequeño descargo de algo que si bien ya no causa dolor en mí, si quedó una marca en mi ser. Quiera o no, es una experiencia.
Actualmente, me doy cuenta lo importante que es no idealizar a las personas en base a lo que "pensamos" que pueden ser. Las cosas se demuestran con hechos y las refuerzan los momentos compartidos.
Es así, que la rueda de la vida giró para mí de buena manera.
Sé que nadie reemplaza a nadie pero sí, el destino/la casualidad/el coincidir puede hacer que se presenten mejores oportunidades.
Pensé mucho en si dejar asentado esto acá o no, claro. Mi corazón y mi mente se han puesto de acuerdo con un gran sí y lo hago bajo la inspiración que puede traer un domingo melancólico.
Hace tres años, el animarme a algo distinto me llevó a ser parte de un grupo. En ese grupo encontré a quien se merece el título, e incluso más, de mejor amigo.
Creo que él me descubrió a mí y agradezco que se haya acercado, puesto que suelo ser bastante tímida y me cuesta socializar (de verdad).
Podría decir que todo comenzó de a poco pero la realidad es que cuando quise darme cuenta, ya era tan parte de mi vida casi como un tatuaje.
Así nació NiYam, una unión donde uno acompaña al otro. Pudiendo empezar a sanar relaciones pasadas, heridas viejas, transformando todo en una forma de cariño totalmente pura y sincera.
No concibo el no tenerlo en mi día a día, mientras escribo esto no puedo evitar llorar porque hace tanto tiempo que no lo veo... y duele. Aunque claro, es culpa de el contexto en el que estamos (HOOOOOLA, PANDEMIA Y CUARENTENA!)
A pesar de lo último que mencioné, tratamos de arreglarnosla de la forma en que podemos. Siempre a nuestro estilo, sabiendo estar pero sin asfixiar. Tendiendo la mano y buscando el superarnos en todos los aspectos que existen.
Él es mi persona y de todo corazón, le deseo todas las cosas buenas del mundo y más. Porque se lo merece, no solo por lo que me brinda si no también por la clase de persona que es, por su personalidad, su creatividad, su locura... por ser él mismo frente a todo y todos.
No puedo decir que espero que esto dure para siempre, uno no puede planear eso. Aunque si, realmente espero que siempre nos podamos hacer bien como ahora y desde el día uno.
Gracias, gracias, gracias.
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